La orden religiosa de los Jesuitas: La compañia de Jesus



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La orden religiosa de los Jesuitas: La compañia de Jesus

J. Jesús Gómez Fregoso, s.j.



En cuanto al trabajo actual de los jesuitas mexicanos, a primera vista parece no haber cambiado respecto del de los tiempos virreinales (colegios, templos y misiones). Proporcionalmente, el trabajo en el campo educativo se ha reducido: obras propias son la Universidad Iberoamericana, con algunos campus en diversas ciudades del país; el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en Guadalajara, y colegios en Puebla, León, Tampico, Torreón y Guadalajara. Una obra muy querida para la orden es la Ciudad de los Niño, del padre Cuéllar, en Guadalajara, pionera en todo el país, que desde fines de los años treinta proporciona alojamiento e instrucción a niños y jóvenes huérfanos o de escasos recursos y por la cual han pasado unos 15 000 alumnos. El trabajo en los templos, como siempre, ha procurado dar formación religiosa a los fieles, con largas y pacientes horas de ayuda en el confesionario tradicional y en asesorías espirituales y psicológicas. Las obras típicas de asistencia social, o <>, como se decía antes, se han sustituido por las de promoción y conscientización social, más acordes con los tiempos actuales. Desde los templos se controlan diversas modalidades de ayuda a los más necesitados, como la atención a los presos y la asistencia a enfermos en hospitales y casas particulares. Es también frecuente que quienes trabajan en templos sean maestros en universidades públicas y en seminarios diocesanos; y no pocos jesuitas escriben en diversos periódicos y revistas.

En cuanto a las misiones, no se ha podido volver del todo a los antiguos territorios del noroeste, en Sonora y Baja california, pero ya se trabaja en Hermosillo y en Tijuana. La única misión recuperada después de la expulsión de 1767, ha sido la de la Sierra Tarahumara, donde 17 jesuitas realizan diversos trabajos de evangelización, asistencia y promoción social, buscando la <> que recomienda el Concilio Vaticano II: descubrir los valores propios de cada cultura sin tratar de imponer una cultura extraña. Los trabajos en la misión no se ha interrumpido desde 1906, ni siquiera en los tiempos de la persecución religiosa en los años veinte. En 1958, se abrió una misión en Bachajón, Chiapas, y actualmente trabajan ahí 21 jesuitas en obras de evangelización y promoción, sin olvidar, como en los tiempo virreinales, el muy importante trabajo de gramáticas y vocabularios indígenas, así como la traducción de la Biblia en dichas lenguas. Chiapas, región conflictiva en los últimos años, suscita enconadas discusiones y muy diversas opiniones que, obviamente, incluyen también a los jesuitas.

Conclusión

Los jesuitas de nuestros días en todo el mundo tratan de ser fieles a los ideales de sus fundadores: servir a la Iglesia. Este servicio se explícita, a partir del Concilio Vaticano II, en otra fórmula: <>. Los jesuitas mexicanos son conscientes de que el país requiere agrupar fuerzas para construir una nación digna del siglo XXI: más justa en la participación de todos los bienes, ya sean materiales o espirituales, en la capacidad de decidir, en un mundo tolerante y plural, con respeto a las minorías indígenas, a otras variedades culturales y a otras Iglesias y religiones que han aparecido en los últimos decenios, en los que se ha acentuado la preocupación porque se respeten los derechos humanos.

Artículo retomado de la revista Religiones y Sociedad, septiembre-diciembre de 1999, Págs. 139-150.


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February 16, 2015